
El libre comercio continúa amenazando recursos naturales y poblaciones en distintas partes de América Latina.
En un breve recuento podemos encontrar plantas procesadoras de petróleo en pleno Buenos Aires Argentina, plantaciones extensivas de soja en Uruguay y explotación minera en Bolivia.
En Argentina, la empresa anglo-holandesa Shell instaló en plena capital una fábrica que industrializa los derivados del petróleo y cuyas emanaciones ricas en benceno fueron comprobadas como cancerígenas en la Unión Europea.
Esto, provocó la desmantelación de esta fabrica en Holanda y sirvió de precedente para que Organización No Gubernamental FOCO de Argentina presentara una denuncia hace un par de semanas ante el Tribunal Permanente de los Pueblos.
Dicha denuncia dio pie a la conformación de un Observatorio de Empresas Trasnacionales enfocado en cuatro áreas diferentes: minería, agro-negocios, agro-combustibles y petróleo.
Y es que una de las principales problemáticas con esta planta de Shell en plena capital Argentina es que crea un foco inflamable.
A las denuncias contra la Shell planteadas por la ONG Argentina FOCO se suman los casos llevados por Brasil, por el incumpliendo del gobierno de ese país de eliminar un depósito de productos químicos inseguro. Además, en Irlanda la construcción de un gasoducto es rechazado por las comunidades locales.
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